“Estalla la furia en Tehuacán: vecinos incendian casa de agresores del joven vendedor Misael”
En Tehuacán, la justicia llegó entre llamas, gritos y dolor.
La madrugada del miércoles se convirtió en escenario de una revuelta popular, una especie de estallido emocional colectivo que fue incubándose durante días, desde que el video de la brutal golpiza a Misael —un joven vendedor de frutas— se hizo viral y tocó las fibras más sensibles del pueblo.
Lo golpearon hasta dejarlo inconsciente.
Su “delito”: vender piñas frente al negocio equivocado.
🕯️ La indignación encendió la noche
Cuando el reloj marcaba las primeras horas de este 22 de mayo, decenas de vecinos —algunos encapuchados, otros con el rostro descubierto y el corazón ardiente— se congregaron frente a la casa de la familia Flores, señalados como los agresores del joven Misael.
No llegaron con pancartas.
Llegaron con fuego.
Incendiaron su local comercial, un automóvil y finalmente la vivienda familiar. El aire olía a humo y rabia. Las llamas no solo consumieron paredes, también el silencio oficial.
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🚨 Policías contra el pueblo
Más de 50 elementos de la Policía Municipal de Tehuacán irrumpieron con disparos al aire para rescatar a los Flores, quienes estuvieron a punto de ser linchados.
Fue un operativo rápido, pero no suficiente para calmar la furia de quienes llevaban días pidiendo justicia sin recibir ni una respuesta.
Lo que comenzó como protesta terminó en llamas.
La comunidad actuó como si la ley hubiera renunciado.
- Vecinos de Tehuacán incendiaron la casa, el local y un coche de los agresores de Misael.
- El joven fue golpeado días atrás por vender piñas frente a un negocio.
- La golpiza fue captada en video y causó indignación nacional.
- Más de 50 policías municipales usaron disparos al aire para evitar un linchamiento.
- Pobladores denuncian impunidad y abandono de las autoridades locales.
Cuando un pueblo siente que no hay justicia, toma la justicia por su mano.
La violencia nunca debe ser respuesta, pero tampoco puede haber paz sin verdad. El caso de Misael refleja una herida más profunda: la del México que trabaja desde la informalidad, que sobrevive vendiendo en las calles y que, cuando es agredido, rara vez encuentra eco en la ley.
¿Qué tan rota debe estar una comunidad para que el fuego parezca la única salida?
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