🕊️ Dorian “N” fue detenido tras fracturar el fémur de doña Marta y robarle 1,800 pesos en su casa de Azcapotzalco
El crimen llegó vestido de ayuda.
Doña Marta, de 77 años, creyó que el hombre que tocó su puerta en la colonia Trabajadores del Hierro lo hacía con buenas intenciones: quería ayudarle a mover a su hijo con discapacidad.
Pero una vez dentro de su hogar, la bondad se transformó en violencia.
Fue empujada con fuerza, cayó, y su fémur se fracturó.
Mientras yacía en el suelo, Dorian “N” saqueó su clóset, tomó 1,800 pesos en efectivo y escapó en bicicleta.
📹 Las cámaras, el C2 y una fuga que no llegó lejos
Gracias a la fuerza del testimonio de Marta y a las imágenes captadas por un sistema de circuito cerrado, los operadores del C2 Poniente rastrearon al sospechoso por varias calles de la misma alcaldía.
Fue detectado pedaleando entre Moldeadores y Calle 8, en la colonia Pro Hogar.
Al ver las patrullas, intentó escapar, pero fue interceptado tras una corta persecución.
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🏛️ Una iglesia, un gesto cínico y una captura inesperada
Minutos después, en un giro casi bíblico, el agresor fue localizado en una iglesia.
Estaba ahí, según testigos, “agradeciendo” por su día.
La ironía no pasó desapercibida: acababa de lastimar a una anciana y fue detenido en un acto de aparente redención.
Durante la revisión, los policías encontraron 20 bolsitas de hierba con características similares a la marihuana y una suma de dinero.
Fue puesto a disposición del Ministerio Público, donde se confirmó que ya había estado en prisión dos veces por robo. Ahora, exige la presencia de Derechos Humanos en su caso.
🧠 Cuando la vulnerabilidad se convierte en blanco de la violencia
Los crímenes más cobardes no son los que implican armas, sino los que se aprovechan de quienes menos pueden defenderse.
En México, miles de personas de la tercera edad viven solas o dependen del cuidado de otros.
¿Cuántos “Dorian” caminan libres, disfrazados de ayuda?
La historia de Marta no es aislada, es un llamado urgente a proteger a nuestros mayores y a no confiar ciegamente en extraños, por más serviciales que parezcan.
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